La Bufanda Roja

Estaba nerviosa. No podía creer que fuera a volver a verte. 
Despues de todo este tiempo , de todo lo que vivimos. Tenia tantas cosas que contarte. La vida habia dado un giro de 360 grados. Yo tambien ansiaba averiguar que habia sido de el todo este tiempo.

El reloj me torturaba, las horas de espera me parecieron inutiles. Mientras los minutos corrian solo atinaba a recordar los buenos momentos , aunque en realidad , con el, todos fueron buenos momentos.
La hora se acerco. Me aliste. Un jean , un sobretodo negro , mis botas. Por ensima de un sweater , la bufanda roja que me regalaste por mi cumpleaños ese frio dia de junio , cuando todavía eramos amantes incomprendidos, uso el perfume que se que te gusta , y espero que lo siga haciendo apesar del paso del tiempo, tambien me solte el cabello como tu lo hacias cuando lo tenia recojido , decias que te gustaba como caia sobre mis hombros.

Camino al lugar de encuentro, los nervios empezaron a nacer, ¿y si esto era una mala idea? , ¿y si es mejor dejar todo como esta? , ¿que habra hecho el paso del tiempo con nosotros?
Tiempo.
El tiempo siempre fue nuestro enemigo , el fue quien arruino todo...pero nunca bajamos los brazos siempre le dimos lucha. En la guerra y el amor todo se vale. Y nosotros lo entendiamos pero el tiempo no dejaba a otros entenderlo.

Cruze la calle , y por la vidriera del bar te pude ver. No habias cambiado nada , tus ojos oscuros tenian el mismo brillo de la infancia que vi en tus fotos de niño, tu pelo no perdio su color ni un poco, seguia siendo un castaño brillante y despeinado que te daba trabajo todas la mañanas, y esas manos con las que me abrazabas hasta dormirnos, ahora las cruzabas alrededor de un cafe.

Miraste atravez de la vidriera  y me viste parada en la vereda del frente. Examinaste unos segundos para comprobar que no te equivocabas , y mientras me acercaba , tu sonrisa crecia, y como lo hiso siempre, me hipnotiso.
Entre. Me diriji a tu mesa , y ahi estabas. Parecia que el tiempo no te habia tocado, estabas perfecto como siempre.
En tu rostro y el mio se reflejo la nostalgia de un amor, un amor que nos acompaño durante los largos inviernos enredados entre sabanas y musica. Y nadie se daba cuenta.
Pero este invierno era diferente. Despues de 10 años de no verte al fin nos recontrabamos.

- Guau nos has cambiado nada. Le dije
-Me gustaria decir lo mismo de ti, pero aqui no hay ni rastro de la jovencita , aqui solo hay un mujer. Contesto
- Acaso me dices vieja jajaja,  No te preocupes tu niña sigue aqui. Le respondi y sonreimos.

Allí sentados en esa mesa como dos conocidos charlando la vida, tan solo unos puntos en la gran ciudad, somos dos extraños con secretos. 
Pero nadie descubría que detrás de esas miradas, esas sonrisas y ese roce de manos imperceptible, se escondía un historia. 
Nadie sabia que desde hace un decada tu y yo vivíamos un amor prohibido. Pero amor al fin. Uno sincero, secreto y lleno de pasión.
En ese entonces yo tenia tan solo 17 y tu casi 45.
Ahora con 10 años mas cada uno yo a mis 27 y tu 55 , podemos decir en realidad , que cuando nos vemos todo vuelve a su lugar. Como si nada hubiera cambiado. 
Derrotamos al tiempo.

La Pieza Que Falta

Perfecta de pies a cabeza.
Su rostro reflejaba la belleza inusual por la que la admiraban, era exotica y radiante, irradiaba un aura de paz y de tranquilidad que calmaba hasta el corazon mas galopante, aunque su hermosura desquiciaba a varios.
Sus pequeños tiernos labios escondian una ternura disimulada, sus ojos risueños mostraban pequeñas arrugas que nos contaban la historia de años pero de risa sincera, sus mejillas sonrosadas por el polvo brillante con el que estaba maquillada le daba un aire de estrella fugaz.
Caminaba con aire angelical.

Impecable, lucia un vestido mandado a coser pero diseñado por ella, un color manteca en la mas suave tela que se podia encontrar, sus cortas mangas mostraban sus palidos brazos cubiertos por su piel de porcelana,
asi la vista llegaba hasta sus manos, dos placidas articulaciones perfectamente arregladas, inconfudibles manos de mujer que eran uno de sus atributos mas alagados, sostenia un pequeño ramo.
A sus pequeños pies los cubrian unos dulces zapatos de taco pequeño del mismo color del vestido con un pequeño detalle en el costado.
Pero lo mas deslumbrante era su sonrisa, que iluminaba el edificio entero, y contagiaba a todo el que la observaba e invitaba a devolverle la sonrisa.

El, mientras tanto nervioso y temblando, al escuchar las primeras notas musicales dio un giro instantaneo, en el que su mundo se detuvo por un segundo y dejo de girar solo par que el pudiera observarla entrando por el umbral del brazo de su padre, y las lagrimas empezaron a fluirle con cada parpadear de sus ojos.
No podia creer que aquella criatura que amaba con toda el alma, estaba apunto de pertenecerle de por vida.
Era una vision indescriptible, por dentro su cabeza echaba humo de preocupaciones, responsabilidades y temor, pero su corazon era indomable y no tenia dudas de que ella iba a ser la unica.

Su padre le dio un calido beso en la mejilla, dirigio la mirada hacia el novio y estiro la mano de su hija posandola sobre la de su prometido, le guiñio el ojo complicemente y le sonrio.
Se miraron, y entendieron en esa fraccion de segundo que: la felicidad significaba estar juntos..

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-"Lo siento mucho". Le dijo un amigo de la familia que se acerco a el cortando su recuerdo en ensoñacion.
El, desorbitado, solo pudo asentir con su cabeza en señal de gracias. Y el otro hombre se alejo.
Entonces volvio a la cruda y cruel realidad , movio su asiento un poco mas cerca de ella, y puso sus manos junto a su ataud.

No podia entenderlo, el recuerdo del momento mas feliz de su vida, se hiso presente en su pozo profundo de agonia, como si ese recuerdo lo tedria como la ultima vez que fue feliz.

Ella se habia ido, de un momento a otro, sin avisar, el dia despues de su boda.

El la seguia observando sin entender, el mismo vestido, los mismos zapatos, el peinado, su anillo y su ramo, todo estaba en su lugar. ¿Que sucede? ¿Que esta mal?

Estaba todo, pero faltaba ella...






Original de Ro Gonzalez.